Nacido en Burdeos y educado en EE. UU., Sacha definió su futuro empezando a trabajar en la propiedad familiar Château Prieuré-Lichine. A sus 23 años se lanzó a por todas con varios proyectos desafiantes. Organizó rutas de vino de lujo por Francia, ejerció de sommelier en Boston, creó una distribuidora de vinos en el Caribe y, a los 27 años, tras la muerte de su padre, quedó al cargo de la propiedad familiar. Con todo este legado, en 2006 elevó su reputación internacional con la compra del Château d'Esclans.

En la actualidad, la propiedad dispone de 267 hectáreas, 74 de las mismas estando sembradas con vides AOP Côtes de Provence de una calidad excepcional. La propiedad es famosa por sus viejas vides de Garnacha, algunas de las cuales fueron plantadas a principios del siglo XX, y producen uvas con gran concentración de aroma, y vinos de incomparable complejidad. Si bien, también se cultivan otras variedades, principalmente Vermentino, seguida de Cinsault, Mourvèdre, Merlot, Syray y Tibouren.

Estas parcelas de vinos rosados se vinifican igual los vinos más finos y se crían en demi-muids de roble. Sacha se propuso producir el mejor rosado del planeta. Y lo consiguió. Los conocimientos de su experimentado equipo dedicado al mundo del vino contribuyeron a la elaboración de rosados de alta gama que han acabado convirtiéndose en productos de lujo a nivel mundial, habiendo conquistado la categoría de líder en Estados Unidos.

Tanto es así que a finales de 2019, Château d'Esclans se incorporó a la cartera de vinos y licores de Moët Hennessy, convirtiéndose en accionista mayoritario (55%). Por su parte, Sacha Lichine, continúa como presidente, supervisando la propiedad y gestionando su futuro. Sin duda, una alianza prometedora a largo plazo que nos regalará lo mejor de este mundo rosado.