El destino de Lustau empezó a cambiar en la década de los 40 con Don Emilio Lustau Ortega, esposo de la hija de Don José, quien trasladó la bodega al antiguo barrio de Santiago en el corazón de Jerez de la Frontera. En 1945, Emilio dejó de ser almacenista para vender sus vinos y brandies bajo sus propias marcas: Papirusa, Jarana, Escuadrilla… 

Pronto llegaron las exportaciones y la bodega continuó expandiéndose, ganando popularidad. A partir de los 80, Lustau apostó por la innovación sin renunciar a su elaboración tradicional, convirtiéndose en una compañía de referencia en Jerez. En esta década nació la mítica gama Almacenista, comenzó el trabajo de añadas y se introdujo el diseño de su característica y elegante botella de cuello alto y hombros resbalados con la que venden sus vinos desde entonces.

En 1990, la bodega cambió de manos y fue adquirida por la prestigiosa productora de bebidas espirituosas Luis Caballero. Un hito en la historia de Lustau que marcaría su posterior desarrollo y expansión.

En el año 2000, la compañía adquirió seis bodegas catedralicias del siglo XIX que fueron restauradas manteniendo su identidad histórica y, a día de hoy, albergan las instalaciones de Lustau con cerca de 20.000 metros cuadrados de extensión.

Sus viñedos están constituidos en su mayoría por colinas de tierra caliza muy blancas que reciben 3.000 horas de sol cada año y una pluviosidad alta, y albergan diferentes variedades de uva como son la Pedro Ximenez, la Moscatel y la Palomino, reina indiscutible de Jerez.

Actualmente, es la única bodega que elabora vinos en las tres ciudades del Marco: Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda. Más de un siglo de experiencia, dedicación y pasión conforman el carácter y la personalidad de sus productos. Toda una referencia a nivel mundial que ha sido galardonada con multitud de premios internacionales como Mejor Bodega Española y Mejor Bodega de Jerez.