Ardbeg

A lo largo de la historia de esta destilería descubrimos muchos altibajos que merece la pena conocer para entender el espíritu de esta marca que ha sobrevivido contra viento y marea hasta convertirse en una de las destilerías más grandes de la Tierra.

Año de fundación: 1798

Ubicación: Port Ellen, Islay PA42 7EA, Reino Unido

Web: www.ardbeg.com

Durante más de 200 años, Ardbeg (en gaélico Farallón o pequeño cabo) se ha fabricado en la pequeña y remota isla de Islay, Escocia. Un lugar salvaje de suelo fértil, abundante agua dulce y hectáreas de una turba particular que lo convierten en un destino de peregrinación ideal para los amantes del whisky de malta.

Fue fundada en 1798 por John Macdougall, pero su producción comenzó en 1815. Poco después, l
a empresa fue comprada por un comerciante de bebidas espirituosas, aunque la gestión continuó en manos de la familia Macdougall, primero a través de su hijo Alexander y, tras su muerte, a través de sus hermanas, Margaret y Flora: las primeras destiladoras de toda Escocia.

El éxito de sus Whiskies fue tal que en 1887 la producción superó los 1,1 millones de litros al año, convirtiéndola en la destilería más productiva de Islay. A partir de 1911 se registró el nombre de Ardbeg como marca, así como su distintiva letra A. Durante gran parte del siglo XX mantendría su éxito hasta que finalmente sería adquirida por Hiram Walker en 1977. La crisis mundial del Whisky a finales de la década afectó enormemente a la compañía, sumado a cierta mala gestión delictiva de su propietario que acabaría haciendo desaparecer la malta de los suelos de la destilería y, poco después, provocaría un parón total de la producción en 1981 y una pérdida de 18 puestos de trabajo. La producción se reanudó esporádicamente en 1989 a pequeña escala para satisfacer la demanda de Ardbeg, pero la destilería volvió a detenerse pocos años después.

Todo parecía perdido, sin embargo, en 1997 fue adquirida por Glenmorangie para recuperar su éxito. De nuevo, reabrió sus puertas, comenzó la producción a tiempo completo y lanzó los primeros embotellados de 17 años de edad (cosecha de 1978) en envases de nuevo diseño que resultaron ser un éxito instantáneo.

La destilería resurgió con el nuevo siglo, recuperando un público mundial. Tanto es así que en el año 2000 se creó el Comité Ardbeg para garantizar que las puertas de la destilería no volviesen a cerrar nunca más. Finalmente, en 2005, la compañía se estableció como parte de la casa de Glenmorangie, dentro del grupo Louis Vuitton Moët Hennessy.

A día de hoy, Ardbeg es un whisky adorado en todo el mundo. Pese al tiempo transcurrido, todavía se elabora a mano en unas pocas instalaciones encaramadas en la costa rocosa de Islay, donde los aromas marinos se integran con la complejidad de su whisky. En los últimos años no ha dejado de ganar premios y reconocimientos de prestigio internacional, incluidos el World Whisky of the Year, Scotch Whisky of the Year y World's Best Single Malt. Sin duda, premios bien merecidos.

Año de fundación: 1798

Ubicación: Port Ellen, Islay PA42 7EA, Reino Unido

Web: www.ardbeg.com

Durante más de 200 años, Ardbeg (en gaélico Farallón o pequeño cabo) se ha fabricado en la pequeña y remota isla de Islay, Escocia. Un lugar salvaje de suelo fértil, abundante agua dulce y hectáreas de una turba particular que lo convierten en un destino de peregrinación ideal para los amantes del whisky de malta.

Fue fundada en 1798 por John Macdougall, pero su producción comenzó en 1815. Poco después, la empresa fue comprada por un comerciante de bebidas espirituosas, aunque la gestión continuó en manos de la familia Macdougall, primero a través de su hijo Alexander y, tras su muerte, a través de sus hermanas, Margaret y Flora: las primeras destiladoras de toda Escocia.

El éxito de sus Whiskies fue tal que en 1887 la producción superó los 1,1 millones de litros al año, convirtiéndola en la destilería más productiva de Islay. A partir de 1911 se registró el nombre de Ardbeg como marca, así como su distintiva letra A. Durante gran parte del siglo XX mantendría su éxito hasta que finalmente sería adquirida por Hiram Walker en 1977. La crisis mundial del Whisky a finales de la década afectó enormemente a la compañía, sumado a cierta mala gestión delictiva de su propietario que acabaría haciendo desaparecer la malta de los suelos de la destilería y, poco después, provocaría un parón total de la producción en 1981 y una pérdida de 18 puestos de trabajo. La producción se reanudó esporádicamente en 1989 a pequeña escala para satisfacer la demanda de Ardbeg, pero la destilería volvió a detenerse pocos años después.

Todo parecía perdido, sin embargo, en 1997 fue adquirida por Glenmorangie para recuperar su éxito. De nuevo, reabrió sus puertas, comenzó la producción a tiempo completo y lanzó los primeros embotellados de 17 años de edad (cosecha de 1978) en envases de nuevo diseño que resultaron ser un éxito instantáneo.

La destilería resurgió con el nuevo siglo, recuperando un público mundial. Tanto es así que en el año 2000 se creó el Comité Ardbeg para garantizar que las puertas de la destilería no volviesen a cerrar nunca más. Finalmente, en 2005, la compañía se estableció como parte de la casa de Glenmorangie, dentro del grupo Louis Vuitton Moët Hennessy.

A día de hoy, Ardbeg es un whisky adorado en todo el mundo. Pese al tiempo transcurrido, todavía se elabora a mano en unas pocas instalaciones encaramadas en la costa rocosa de Islay, donde los aromas marinos se integran con la complejidad de su whisky. En los últimos años no ha dejado de ganar premios y reconocimientos de prestigio internacional, incluidos el World Whisky of the Year, Scotch Whisky of the Year y World's Best Single Malt. Sin duda, premios bien merecidos.

Durante más de 200 años, Ardbeg (en gaélico Farallón o pequeño cabo) se ha fabricado en la pequeña y remota isla de Islay, Escocia. Un lugar salvaje de suelo fértil, abundante agua dulce y hectáreas de una turba particular que lo convierten en un destino de peregrinación ideal para los amantes del whisky de malta.

Fue fundada en 1798 por John Macdougall, pero su producción comenzó en 1815. Poco después, la empresa fue comprada por un comerciante de bebidas espirituosas, aunque la gestión continuó en manos de la familia Macdougall, primero a través de su hijo Alexander y, tras su muerte, a través de sus hermanas, Margaret y Flora: las primeras destiladoras de toda Escocia.

El éxito de sus Whiskies fue tal que en 1887 la producción superó los 1,1 millones de litros al año, convirtiéndola en la destilería más productiva de Islay. A partir de 1911 se registró el nombre de Ardbeg como marca, así como su distintiva letra A. Durante gran parte del siglo XX mantendría su éxito hasta que finalmente sería adquirida por Hiram Walker en 1977. La crisis mundial del Whisky a finales de la década afectó enormemente a la compañía, sumado a cierta mala gestión delictiva de su propietario que acabaría haciendo desaparecer la malta de los suelos de la destilería y, poco después, provocaría un parón total de la producción en 1981 y una pérdida de 18 puestos de trabajo. La producción se reanudó esporádicamente en 1989 a pequeña escala para satisfacer la demanda de Ardbeg, pero la destilería volvió a detenerse pocos años después.

Todo parecía perdido, sin embargo, en 1997 fue adquirida por Glenmorangie para recuperar su éxito. De nuevo, reabrió sus puertas, comenzó la producción a tiempo completo y lanzó los primeros embotellados de 17 años de edad (cosecha de 1978) en envases de nuevo diseño que resultaron ser un éxito instantáneo.

La destilería resurgió con el nuevo siglo, recuperando un público mundial. Tanto es así que en el año 2000 se creó el Comité Ardbeg para garantizar que las puertas de la destilería no volviesen a cerrar nunca más. Finalmente, en 2005, la compañía se estableció como parte de la casa de Glenmorangie, dentro del grupo Louis Vuitton Moët Hennessy.

A día de hoy, Ardbeg es un whisky adorado en todo el mundo. Pese al tiempo transcurrido, todavía se elabora a mano en unas pocas instalaciones encaramadas en la costa rocosa de Islay, donde los aromas marinos se integran con la complejidad de su whisky. En los últimos años no ha dejado de ganar premios y reconocimientos de prestigio internacional, incluidos el World Whisky of the Year, Scotch Whisky of the Year y World's Best Single Malt. Sin duda, premios bien merecidos.

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