Marchesi Antinori

La familia Antinori, una de las familias nobles más influyentes de Florencia y dueña de algunas de las bodegas más importantes del mundo, se ha dedicado a la elaboración de vinos desde hace más de seiscientos años.

Año de fundación: 1385

Ubicación: Via Cassia per Siena, 133, 50026 Bargino FI, Italia

Web: www.antinori.it

Desde que en 1385, Giovanni di Piero Antinori pasó a formar parte del gremio de mercaderes Arte Fiorentina dei Vinattieri, han sido 26 generaciones de esta familia las que han gestionado la producción vinícola prácticamente ininterrumpida desde el siglo XV, con opciones innovadoras, pero manteniendo siempre el respeto por la tradición.

Se establecieron en 1506 en un palacio renacentista y recibieron el título de marqueses. Fue ya en el siglo XX, con el marqués Niccoló Antinori, cuando la marca empezó a buscar líneas transgresoras mezclando uvas de Burdeos en los tradicionales vinos toscanos.

Esta aventura les llevó a formar parte de los vinos “supertoscanos” de alta gama, llamados así por la prensa estadounidense en los 70, la cual había iniciado el marqués della Rocchetta con el famoso Sassicaia en 1968. Tres años más tarde del boom, desempeñó un papel capital el hijo de Niccoló, Piero Antinori, dando a luz al célebre Tignanello que en aquel momento convulsionó paladares y mercados. Fue el primer vino producido con Sangiovese (entre un 50% y un 60%) y criado en barrica de roble francés, una revolución para la época que salió al mercado en 1974.

Cuatro años después, la familia lanzó otro experimento estelar: el Solaia. La crítica se rindió ante el recién llegado desde todas partes del mundo. Vino del año por Wins Spectator y galardonado con un rotundo 100 por James Suckling y Robert Parker, se consolidó en los altares del Olimpo del vino.

A día de hoy, este grupo bodeguero está dirigido por el marqués Piero Antinori y sus tres hijas, y representa una de las sagas familiares vinícolas más representativas y longevas de Italia. 

Toda una multinacional que posee 22 bodegas con 45 denominaciones de origen certificadas y 2.700 hectáreas de viñedos, repartidas entre las regiones de la Toscana (Tenuta Guado al Tasso), Puglia, Umbria, Piamonte y Lombardía. También fuera de Italia, en Chile y Estados Unidos. Así como proyectos en Malta, Hungría y Rumanía. 

En todas ellas, la familia ha implantado su filosofía de trabajo: conciliar tradición y modernidad con vinos que están estrechamente vinculados a sus orígenes y hacen homenaje a la tierra de la que proceden.

Año de fundación: 1385

Ubicación: Via Cassia per Siena, 133, 50026 Bargino FI, Italia

Web: www.antinori.it

Desde que en 1385, Giovanni di Piero Antinori pasó a formar parte del gremio de mercaderes Arte Fiorentina dei Vinattieri, han sido 26 generaciones de esta familia las que han gestionado la producción vinícola prácticamente ininterrumpida desde el siglo XV, con opciones innovadoras, pero manteniendo siempre el respeto por la tradición.

Se establecieron en 1506 en un palacio renacentista y recibieron el título de marqueses. Fue ya en el siglo XX, con el marqués Niccoló Antinori, cuando la marca empezó a buscar líneas transgresoras mezclando uvas de Burdeos en los tradicionales vinos toscanos.

Esta aventura les llevó a formar parte de los vinos “supertoscanos” de alta gama, llamados así por la prensa estadounidense en los 70, la cual había iniciado el marqués della Rocchetta con el famoso Sassicaia en 1968. Tres años más tarde del boom, desempeñó un papel capital el hijo de Niccoló, Piero Antinori, dando a luz al célebre Tignanello que en aquel momento convulsionó paladares y mercados. Fue el primer vino producido con Sangiovese (entre un 50% y un 60%) y criado en barrica de roble francés, una revolución para la época que salió al mercado en 1974.

Cuatro años después, la familia lanzó otro experimento estelar: el Solaia. La crítica se rindió ante el recién llegado desde todas partes del mundo. Vino del año por Wins Spectator y galardonado con un rotundo 100 por James Suckling y Robert Parker, se consolidó en los altares del Olimpo del vino.

A día de hoy, este grupo bodeguero está dirigido por el marqués Piero Antinori y sus tres hijas, y representa una de las sagas familiares vinícolas más representativas y longevas de Italia. 

Toda una multinacional que posee 22 bodegas con 45 denominaciones de origen certificadas y 2.700 hectáreas de viñedos, repartidas entre las regiones de la Toscana (Tenuta Guado al Tasso), Puglia, Umbria, Piamonte y Lombardía. También fuera de Italia, en Chile y Estados Unidos. Así como proyectos en Malta, Hungría y Rumanía. 

En todas ellas, la familia ha implantado su filosofía de trabajo: conciliar tradición y modernidad con vinos que están estrechamente vinculados a sus orígenes y hacen homenaje a la tierra de la que proceden.

Desde que en 1385, Giovanni di Piero Antinori pasó a formar parte del gremio de mercaderes Arte Fiorentina dei Vinattieri, han sido 26 generaciones de esta familia las que han gestionado la producción vinícola prácticamente ininterrumpida desde el siglo XV, con opciones innovadoras, pero manteniendo siempre el respeto por la tradición.

Se establecieron en 1506 en un palacio renacentista y recibieron el título de marqueses. Fue ya en el siglo XX, con el marqués Niccoló Antinori, cuando la marca empezó a buscar líneas transgresoras mezclando uvas de Burdeos en los tradicionales vinos toscanos.

Esta aventura les llevó a formar parte de los vinos “supertoscanos” de alta gama, llamados así por la prensa estadounidense en los 70, la cual había iniciado el marqués della Rocchetta con el famoso Sassicaia en 1968. Tres años más tarde del boom, desempeñó un papel capital el hijo de Niccoló, Piero Antinori, dando a luz al célebre Tignanello que en aquel momento convulsionó paladares y mercados. Fue el primer vino producido con Sangiovese (entre un 50% y un 60%) y criado en barrica de roble francés, una revolución para la época que salió al mercado en 1974.

Cuatro años después, la familia lanzó otro experimento estelar: el Solaia. La crítica se rindió ante el recién llegado desde todas partes del mundo. Vino del año por Wins Spectator y galardonado con un rotundo 100 por James Suckling y Robert Parker, se consolidó en los altares del Olimpo del vino.

A día de hoy, este grupo bodeguero está dirigido por el marqués Piero Antinori y sus tres hijas, y representa una de las sagas familiares vinícolas más representativas y longevas de Italia. 

Toda una multinacional que posee 22 bodegas con 45 denominaciones de origen certificadas y 2.700 hectáreas de viñedos, repartidas entre las regiones de la Toscana (Tenuta Guado al Tasso), Puglia, Umbria, Piamonte y Lombardía. También fuera de Italia, en Chile y Estados Unidos. Así como proyectos en Malta, Hungría y Rumanía. 

En todas ellas, la familia ha implantado su filosofía de trabajo: conciliar tradición y modernidad con vinos que están estrechamente vinculados a sus orígenes y hacen homenaje a la tierra de la que proceden.

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