Con un importe legado romano que salió a relucir tras el trabajo de rehabilitación del terreno, La Rioja Alta renovó la bodega y el viñedo con un absoluto respeto al entorno, regenerando un pequeño arroyo y bosque colindante. Un paisaje entrañable donde destaca su impresionante lagar de piedra y madera recia en la parte antigua de la casa, desde el que se escucha el paso del río Tamuxe donde los niños de pueblos cercanos bajan a bañarse. El lagar es la imagen distintiva de esta pequeña y acogedora bodega que recibe su nombre, al igual que el vino que elabora.

A las 75 hectáreas de viñedo que tenía en propiedad en O Rosal (60) y Viña Deiro (15) en Cambados, la bodega fue sumando nuevas tierras hasta convertirse en líder de la D.O. Rías Baixas con la incorporación en 2008 de 24 nuevas hectáreas en la finca Silvosa, con una plantación mayoritaria de Albariño destinada a su monovarietal Lagar de Cervera y al Rosal Pazo de Seoane. Dos vinos blancos de gran frescura, con una perfecta relación de acidez, grado alcohólico e intensidad aromática. La calidad de la uva está favorecida por el microclima particular de la zona que produce una maduración adelantada.

En 2013, se introdujeron técnicas más modernas para alcanzar su principal objetivo: obtener, cosecha a cosecha, el mejor albariño. También se estrenaron nuevas instalaciones en las que sorprende un espectacular bosque dibujado sobre los depósitos de fermentación, algo único en el mundo. Cuenta con una producción cercana a las 450.000 botellas anuales, de las cuales la mitad se exportan a Reino Unido, Alemania, Suiza, México, Estados Unidos y Japón.

En la actualidad, el Grupo La Rioja Alta gestiona otras bodegas de gran prestigio internacional como son: La Rioja Alta S.A., Torre de Oña y Áster.